Esta pregunta se la hacemos a nuestros hijos y a todos los niños.
Es muy difícil que lo que ese niño exprese coincida con lo que realmente será posible en un futuro, debido a que en el proceso educativo, intervienen muchos factores, que no se deben ignorar.
Existen variables como ser: económicas, culturales, sociales, y porqué no, las referidas al propio desarrollo de la persona.
Un niño ve de manera diferente la realidad de su entorno, a como la ve una adolescente o un adulto.
Cuando un adolescente, se enfrenta entonces a la encrucijada de ir tomando decisiones acerca de qué hacer respecto a su formación educativa, tiene dos alternativas: elegir hacer lo que le gusta en ese momento, o pensar en lo más conveniente con vistas a futuro, es decir, pensando en el mercado laboral.
Hoy día, se ven cada vez más jóvenes más seguros de sí mismos, optando por elegir carreras u oficios de una forma más arriesgada y abierta.
Y es que en realidad tienen por delante un horizonte más amplio en cuanto a carreras y cursos para elegir, a diferencia de mi generación, en la cual no teníamos tantas opciones (o quizá no nos las dejaban ver).
La informática, y los avances en ciencia y tecnología, han creado a la vez, nuevas necesidades y por ende, nuevas opciones de empleo, nuevas profesiones.
También hay un cambio en la mentalidad de las personas en cuanto a que realmente se puede vivir de la profesión que uno ama, o que uno puede llegar verdaderamente a realizarse como persona y a su vez disfrutarlo.
Habría que tener en cuenta estas cosas cuando nos sentamos a conversar con nuestros hijos acerca de sus vocaciones.
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